Bienvenido MARF
Por fin, tras una espera que
se ha hecho larga[1],
el pasado 7 de octubre el MARF (el Mercado Alternativo de Renta Fija) se
convertía en una realidad y casi en una bendición. Ciertamente, porque en una
época de sequía crediticia la aparición de una nueva vía de financiación
empresarial, a poco que funcione, será un alivio para un nutrido segmento de
PYMEs españolas. Además, la puesta en marcha de este mercado cumple uno de los
requisitos solicitados por Bruselas en el Memorando de Entendimiento
(Memorandum of Understanding) que firmó el Gobierno Español, por el que se
debían de habilitar nuevos canales de financiación.
Para acceder al MARF las empresa deberán de cumplir una serie de exigencias: tener un beneficio antes de impuestos e intereses superior a 10 millones de euros anuales, una cifra de ventas superior a los 50 millones de euros (con crecimiento en el último año), una calificación crediticia igual o superior a "BB" y un ratio de deuda/ebitda inferior, preferiblemente, a 4.
Las empresas españolas, muchas de ellas con una clara vocación exportadora, que quieran acudir a este mercado lanzarán emisiones que irían desde los 10 a los 50 millones de euros, con una rentabilidad que atendiendo a la actual coyuntura del mercado debería de situarse en el entorno del 6 - 8%. Aunque, tendremos que ver qué empresas empiezan a operar y los cupones que ofrecen. Igualmente, los costes estimados, como la elaboración del folleto, o los costes del asesoramiento, se estima que ronden el 2 - 3%. En el caso español se estima alrededor de 100 compañías cumplirían los requisitos para ser cotizadas, a las que se estima que podrían canalizarse unos 1.000 millones de euros. Este dinero provendría de grandes agentes institucionales como fondos de inversión y de pensiones, que desean diversificar sus carteras invirtiendo en PYMEs con buenas perspectivas, ya que los nominales unitarios serán de 100.000€.
Este mercado contaría también con la figura de los Asesores Registrados, que serán personas jurídicas con experiencia en la asesoría de empresas para la emisión de valores en los mercados. Estos Asesores Registrados guiarán y aconsejarán a las empresas en el proceso de salida a mercado en aspectos como los requisitos normativos, facilitando la tramitación de la documentación y la información periódica al Mercado. Este asesoramiento no quedaría circunscrito al momento de la salida, sino que deberán extender su asesoramiento a lo largo de la vida de la emisión.
Esperanzadoramente, hay experiencias ya probadas con éxito en este tipo de mercados. Así, cabe mencionar el ejemplo del Alternative Bond Market, ABM, de la Bolsa de Oslo, el cual ya comenzó a operar en 2005, que cuenta con más de 45 empresas cotizadas o la plataforma para empresas de mediana capitalización que creó la Bolsa de Stuttgart. De hecho, Stuttgart es un caso paradigmático, primero porque la zona es cuna de empresas como Daimler, Bosh y Porsche; segundo, porque la comunidad empresarial y financiera local apoyó claramente este mercado, ya que les aportaba la posibilidad de ofrecer emisiones en un rango que iba de los 25 a los 150 millones de euros.
Por último, una distinción: el "antiguo" MAB, el Mercado Alternativo Bursátil, no va a ser sustituido por el "nuevo" MARF. El MAB es un mercado destinado a empresas de pequeña capitalización que buscan expandirse, por lo que acuden a este mercado a emitir nuevas acciones. Por su parte, el MARF es un mercado en el que se emite deuda. Por ello, la diferencia es sustancial, ya que no es lo mismo emitir capital que emitir deuda. En primer lugar, en el orden de prelación las acciones ocupan el último lugar y la deuda siempre estará en escalones superiores, atendiendo a si es senior o subordinada[2]. En segundo lugar, con las acciones se conceden derechos políticos y la "propiedad" de la empresa, mientras que con la deuda esto no sucede.
Así pues, suerte y ánimo a todos (mercado, inversores y empresas) en este nuevo proyecto.
Felipe Sánchez Coll
Economista. Asesor de Inversiones de la oficina de Cullera de renta4banco.
[1] El reglamento del mercado se había aprobado el pasado mayo en la nueva Ley de Emprendedores.
[2] Prelación puede sonar como un término extraño, pero se refiere a la prioridad que a la que viene obligada la empresa para atender el pago del nominal y los intereses de la renta fija emitida. Así, en caso de quiebra los que primero que cobrarán serán los bonistas senior, después los propietarios de obligaciones subordinadas y, por último, los preferentistas. Evidentemente, no quiero ponerme jamás en el peor de los casos, pero como asesor he de imaginar que en el futuro puede suceder lo que hoy es impensable.
Para acceder al MARF las empresa deberán de cumplir una serie de exigencias: tener un beneficio antes de impuestos e intereses superior a 10 millones de euros anuales, una cifra de ventas superior a los 50 millones de euros (con crecimiento en el último año), una calificación crediticia igual o superior a "BB" y un ratio de deuda/ebitda inferior, preferiblemente, a 4.
Las empresas españolas, muchas de ellas con una clara vocación exportadora, que quieran acudir a este mercado lanzarán emisiones que irían desde los 10 a los 50 millones de euros, con una rentabilidad que atendiendo a la actual coyuntura del mercado debería de situarse en el entorno del 6 - 8%. Aunque, tendremos que ver qué empresas empiezan a operar y los cupones que ofrecen. Igualmente, los costes estimados, como la elaboración del folleto, o los costes del asesoramiento, se estima que ronden el 2 - 3%. En el caso español se estima alrededor de 100 compañías cumplirían los requisitos para ser cotizadas, a las que se estima que podrían canalizarse unos 1.000 millones de euros. Este dinero provendría de grandes agentes institucionales como fondos de inversión y de pensiones, que desean diversificar sus carteras invirtiendo en PYMEs con buenas perspectivas, ya que los nominales unitarios serán de 100.000€.
Este mercado contaría también con la figura de los Asesores Registrados, que serán personas jurídicas con experiencia en la asesoría de empresas para la emisión de valores en los mercados. Estos Asesores Registrados guiarán y aconsejarán a las empresas en el proceso de salida a mercado en aspectos como los requisitos normativos, facilitando la tramitación de la documentación y la información periódica al Mercado. Este asesoramiento no quedaría circunscrito al momento de la salida, sino que deberán extender su asesoramiento a lo largo de la vida de la emisión.
Esperanzadoramente, hay experiencias ya probadas con éxito en este tipo de mercados. Así, cabe mencionar el ejemplo del Alternative Bond Market, ABM, de la Bolsa de Oslo, el cual ya comenzó a operar en 2005, que cuenta con más de 45 empresas cotizadas o la plataforma para empresas de mediana capitalización que creó la Bolsa de Stuttgart. De hecho, Stuttgart es un caso paradigmático, primero porque la zona es cuna de empresas como Daimler, Bosh y Porsche; segundo, porque la comunidad empresarial y financiera local apoyó claramente este mercado, ya que les aportaba la posibilidad de ofrecer emisiones en un rango que iba de los 25 a los 150 millones de euros.
Por último, una distinción: el "antiguo" MAB, el Mercado Alternativo Bursátil, no va a ser sustituido por el "nuevo" MARF. El MAB es un mercado destinado a empresas de pequeña capitalización que buscan expandirse, por lo que acuden a este mercado a emitir nuevas acciones. Por su parte, el MARF es un mercado en el que se emite deuda. Por ello, la diferencia es sustancial, ya que no es lo mismo emitir capital que emitir deuda. En primer lugar, en el orden de prelación las acciones ocupan el último lugar y la deuda siempre estará en escalones superiores, atendiendo a si es senior o subordinada[2]. En segundo lugar, con las acciones se conceden derechos políticos y la "propiedad" de la empresa, mientras que con la deuda esto no sucede.
Así pues, suerte y ánimo a todos (mercado, inversores y empresas) en este nuevo proyecto.
Felipe Sánchez Coll
Economista. Asesor de Inversiones de la oficina de Cullera de renta4banco.
[1] El reglamento del mercado se había aprobado el pasado mayo en la nueva Ley de Emprendedores.
[2] Prelación puede sonar como un término extraño, pero se refiere a la prioridad que a la que viene obligada la empresa para atender el pago del nominal y los intereses de la renta fija emitida. Así, en caso de quiebra los que primero que cobrarán serán los bonistas senior, después los propietarios de obligaciones subordinadas y, por último, los preferentistas. Evidentemente, no quiero ponerme jamás en el peor de los casos, pero como asesor he de imaginar que en el futuro puede suceder lo que hoy es impensable.